Historias fantasticas
  La linea
 
 
LA LINEA.
 

Alex, terminó de ordenar su escritorio lo mas rápido que pudo, tenia verdadera prisa por salir temprano del trabajo, la idea de ir por las calles oscuras lo estremecía, fue solo un segundo que se distrajo y creyó escuchar una voz decir.

-¡Nadie huye de mi!

Era muy posible que escuchara esas voces por estar alterado, no quería estar en la calle cuando cayera la noche, y mucho menos con ese clima tan frío.

Alex estaba a pocos pasos de su casa, iba jadeando por la rapidez al caminar, la gente en la calle pasaba tranquila porque nadie veía lo que él veía.

Recordó con tristeza los días en que disfrutaba regresar del trabajo, sus caminatas mientras oscurecía y la brisa fresca le daba en el rostro, pero ahora no, todo era diferente. 

Se apuró a más no poder, fue inútil las sombras de la noche le ganaron la carrera, no pudo llegar a su casa,  ella estaba allí delante de él, ¿por donde escapar? Ya no le quedaban fuerzas, sus piernas temblaban hasta hacerlo trastabillar, optó por tomar otro rumbo.

 
Alex llego desesperado a la casa de Rexs,
-¡Abre! Rexs, te lo ruego, (gritaba)

A lo cual Rexs, muy conmovido por la desesperación de su amigo abrió de inmediato, Alex entro cerrando la puerta tras si.

-¿Que sucede Que tienes? (le pregunta Rexs.

-Está allí en la calle (le contesta), me siguió, y no me dejará ir.

Estas palabras causaron asombro a Rexs y lo dejaron desconcertado. Sintió que su piel se erizaba ¿De qué peligro hablaba Alex y quién estaba en la calle?

-Iré a ver (dice).

-¡No!, no abras no quiero verla, si la veo puedo desaparecer, ¿y tu, aún no la viste? Ella vendrá por ti algún día ya verás.

-¡Bueno basta! (Grita Rexs mientras un inevitable temor se apodera de él) Si no me dices de quien hablas no sigas me estas poniendo muy nervioso, algo le habrás hecho para que te siga, ¿Qué le as hecho?

-No le hice nada créeme.
-¿Pero quién es?

-No no me atrevo a decirlo, déjame quedarme en tu casa esta noche (suplicó)

-Está bien, te dejaré pero con una condición, tienes que decirme quién es o de lo contrario, deberás irte.

-¡No! -Grita Alex desesperado presa del pánico, pero como Rexs parecía muy decidido en cumplir con su amenaza no le quedó más que decir la verdad,

-Veras, Hace dos semanas que viene sucediendo, una noche que como todas las otras al salir del trabajo caminaba rumbo a mi casa, allí la pude ver por primera vez, solo aparece cuando anochece y el clima esta frío entonces ella aparece.

 Alex hablaba girando su cabeza para ver a su alrededor presa del pánico. Su amigo estaba a punto de explotar de la impaciencia.

-¿Que intentas decir, es una mujer? Que clase de mujer es esa que le temes tanto.

¡No! no es una mujer, ella es...ella es... La línea Rexs, tienes que creerme. (Alex  ahora hablaba entre sollozos) Se lo que estas pensando que estoy loco, y que tengo que ir al siquiatra ¿verdad?

Eso era exacto lo que Rexs pensaba, su amigo estaba al límite de su estado emocional comprendió que no iba a  aclarar nada esa noche; por eso prefirió calmarse y servir algo fuerte para tomar.

Los dos amigos ahora bebían en silencio, hasta que Alex decidió hablar.

-Ella, es cruel, me aterra.
-Puedes decirme al menos ¿cómo es?
-Ya te lo dije es una línea.
-Una línea.

-Si, no me deja en paz, quiere que mire dentro de ella y yo ¡no quiero! Se que voy a desaparecer, no me preguntes como, pero lo sé.

-Bien mejor recuéstate necesitas descansar.

-Le aconsejo Rexs porque ya no sabía como encarar la situación.

-No abrirás la puerta, ni las ventanas ¿verdad?
-Pregunta Alex angustiado.
- No temas no abriré te lo prometo.
 

A la mañana siguiente muy temprano, se levantaron y tomaron el desayuno, antes de salir para el trabajo. El aire estaba cargado de pesimismo y desconfianza, Rexs pensaba.

-¿Estará loco?
Y Alexs pensaba.
-¿Creerá que estoy loco?

Pero ninguno de los dos decía lo que pensaba.

 

Ese día Alexs lo pasó mal en el trabajo, estaba al límite.

El señor Romano, su jefe era un hombre exigente y mal humorado, esa mañana le llamó la atención

-¡Alexander  Defton! (Le dijo de mal modo)

Tu balance está incompleto, es mejor que te quedes después de hora y lo termines, y es mejor que lo hagas bien, hace tiempo que te noto extraño, das mala imagen para la compañía, si no mejoras tendré que despedirte.

Alex sintió un escalofrío estremecer su cuerpo, y otra vez se vio, presa del terror.

Ni bien se quedó solo esa tarde, corrió a cerrar todas las aberturas.

La firma en que trabajaba llevaba la contaduría de  muchas empresas, el edificio tenia dos pisos, ascensor en el frente y escaleras tanto en el frente como detrás, el primer piso estaba repartido en cuatro sectores dividido en paredes de vidrio y allí estaban los escritorios donde trabajaban los empleados entre los cuales se hallaba Alex, él estaba ubicado en el final y como el lugar era amplio quedaba  alejado de la entrada, esto lo aislaba, por lo tanto le causaba mas inseguridad. En el primer piso funcionaban las oficinas. Y en la planta baja funcionaba una playa de estacionamiento; Pero en las noches todo el edificio quedaba desierto nadie para ayudarlo, en caso de que algo sucediera, de modo que actuó con rapidez, antes que oscureciese tenía que cerrar todo.

Ni siquiera un agujero, por más pequeño que fuera dejaría abierto.   Le llevó como media hora revisar que todas las aberturas estuvieran cerradas.

Cuando comenzó a oscurecer Alex estaba convencido de que el edificio estaba completamente sellado.

Las sombras caían a medida que la noche avanzaba, entonces el pánico se apodero de el, maldijo la hora en que aceptó quedarse.

Ya no le importaba el empleo, prefería perderlo a tener que pasar por esa situación alucinante, que lo paralizaba y le daba deseos de gritar, pero temía ser espantado por su propio grito, se decidió a terminar el trabajo que lo condenó a permanecer en ese lugar.

De repente sintió que se le helaba la sangre, sin él saber porque  pensó que alguien estaba en el edificio, como si lo estuvieran  observando.

-Será ella (pensó en vos alta)

Pero ¿como entro? (había tomado cuidado, de no dejar nada abierto)

-No, no puede ser (Pensó nuevamente en voz alta)
-¡No la quiero, no la quiero!

Gemía desesperado, corrió al pasillo y asomado entre el pasamano de la escalera miro para abajo y a pesar de no ver nada, grito desaforadamente.

-¡Vete de aquí!  

Su voz hizo eco en el edificio, luego le pareció oír una risa como respuesta a su pedido.

Sintió un viento frio que comenzaba a circular, este entraba por el sistema de ventilación y subía por las escalera haciendo que todo a su paso se dilatara.

Era ella, ahora estaba seguro, corrió escaleras abajo, si ella estuviera allí tenía que escapar, cuando llegó a la puerta de salida, no pudo abrir, recordó haber dejado la llave, en su escritorio, temblando como una hoja sacudida por el viento, regreso a la escalera y fue subiendo nuevamente, algunos escalones los subía de a uno y otros de a tres, cuando llego arriba todo el edificio vibraba como si fuera un terremoto, y el frio ya era insoportable, corrió a tientas por el pasillo llego a la sala paso a su escritorio esquivando los objetos que volaban a su alrededor como si alguien los lanzara.

Alterado y aterrorizado arrojó todo lo que se interponía entre el y la llave, al encontrarla descendió  nuevamente a los saltos, enceguecido por el miedo, abrió la puerta queriendo escapar, pero no pudo salir corriendo como pensaba, porque allí estaba ella esperando. “La línea” Alex quedó estupefacto ya no tenía voluntad para seguir huyendo, ella estaba allí y le daba un espanto tan grande que no conseguía ni moverse, Pero ella estaba esperando que el mirara dentro, entonces entregado a su suerte se acercó para ver.

 Parecía una luz, como si fuera un espacio abierto en el espacio, una fisura en el universo, temblando hasta que le dolieron los músculos de tanto temblar se asomo y miró.

 La línea se abrió y lo absorbió, no se sabe con seguridad, en que momento, tal ves fue cuando miró de costado para ver mejor, la cuestión es que pasó del otro lado, donde se encontró en un lugar congelado, todo era hielo, de inmediato fue rodeado por unos seres extraños, difícil de describir, parecían fantasmas pero no lo eran,  ya de nada servia lamentarse ni temblar de miedo su destino estaba sellado, lo único que le quedaba era resignarse, porque Alex murió, fue absorbido por esos seres que lo transformaron en energía, sirviendo de alimento para a esos monstruos,  ellos eran de algún lugar del universo, queriendo completar su sistema de vida necesitaban de los humanos elegidos para ese destino.

 

Al día siguiente cuando llego el personal a la empresa a trabajar, el edificio estaba en condiciones deplorables, la cámara de seguridad solo detecto a Alex en su carrera de arriba para abajo y de abajo para arriba, quedó registrado el desorden que hizo para conseguir la llave,  y luego lo vieron salir, no tuvieron duda de que Alex era el culpable por todo ese destrozo, cuando preguntaron a Rexs por su amigo, convino con el Señor Romano que Alex estaba actuando de manera muy extraña. Por eso fue dado un pedido de captura en contra de Alex Defton considerado una persona con sus facultades mentales alteradas.

El tiempo pasó y no se volvió a tener noticias de el.

Rexs de vez en cuando pasaba por la casa abandonada, esperando encontrarlo. Fue así que la vio, era un día en que la nostalgia por su amigo lo hizo retrasarse mas de la cuenta, entonces lo sorprendió la noche, al principio no lo quiso reconocer pero luego el terror comenzó a invadirlo, por eso ahora solo salía de día, y por nada del mundo se dejaba sorprender por la noche en la calle.

¿Pero por cuanto tiempo escaparía? Ella lo eligió.

Estos seres extraños estaban devorando a la gente sin que nadie lo supiera,  necesitaban robar cuerpos humanos elegidos para poder evolucionar.  

Ahora del otro lado de La línea había susurros aberrantes, de satisfacción por estarse alimentando y por haber conseguido rasgar el espacio y crear una fisura, una línea inadvertida para todos, que solo era descubierta por los elegidos.

 Una amenaza muy grande asechaba en la tierra, sobre todo para aquellos que al regresar a su hogar en los días fríos los sorprende la noche. Es inútil que pidan socorro porque nadie les va a creer. Ella La línea, tal vez también te sorprenda a ti en una noche muy fría, pero no le digas a nadie porque será inútil, no te creerán.  

                                                                           TERESA GERBASI

 
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